Soy Elena y esta es mi historia
Aunque definirse es complicado, es importante hacerlo. Soy Elena y soy mujer, psicoterapeuta, madre, enamorada de la vida y perseguidora de utopías. Mi enfoque es la psicoterapia feminista para mujeres y te voy a contar aquí un poco de mi historia.
Cuesta definirse porque aquello de lo cual se deja un registro escrito suele estar asociado a la idea de ser estable. Nada más lejos de la realidad cambiante del ser humano. Por eso puedo contarte quién he sido. Esto te servirá para formarte una expectativa sobre mí. Nos gusta lo predecible, y eso también es muy humano.
Como casi todas las mujeres en algún punto de su vida, he sido superviviente de violencia de género. El feminismo me salvó, aunque no fue fácil: tuve que pasarme por el cuerpo todos los sincretismos de género que logré localizar.
Desarrollo profesional
Licenciada en Psicología, Máster en Psicología General Sanitaria, Máster en Psicoterapia Humanista Integrativa, Agente de Igualdad, Formadora ocupacional. He trabajado acompañando malestares de las mujeres unos 20 años en diferentes contextos, los últimos diez como psicóloga y psicoterapeuta.
Si necesitas conocer un poco más en detalle mi trayectoria académica y profesional, puedes visitar mi LinkedIn. A mí me parece más interesante contarte aquí hacia dónde lleva todo eso, que es a mi propuesta de psicoterapia feminista.
Formación continua
No paro de formarme. Antes lo hacía para salvar el síndrome de la impostora, y ahora porque considero la formación el complemento alimenticio más adecuado. Me da un sentido de pertenencia y me ayuda a revisar de forma constante un modelo de trabajo que pretendo sea exquisito para ofrecer la psicoterapia feminista que te mereces.
Educación activa y acompañamiento respetuoso a la infancia, Psicología Perinatal, EMDR, Psicoterapia Breve, Caja de arena, Intervención con muñecos, Modelo Vincular Radical, Trauma y Feminismo… han sido formaciones clave para dar forma a ese modelo de trabajo.
He participado en seminarios con auténticos referentes como Leonore Walker, Michel Odent, Ibone Olza, Nels Berjmann, Rosa Jové, Sara Jort, Mario Salvador, Gonzalo Marroldan, y un largo etc. Pero lo que más me nutre son los encuentros con compañeras de faena, en los espacios de trabajo, en los grupos de supervisión y en las formaciones varias. Personas anónimas o conocidas que dejan una impronta en la forma de hacer y sentir la psicoterapia. Estos espacios me ayudan a digerir lo que sucede en sesión para hacerlo bien con las personas a las que acompaño.
“Lo que hacemos o lo que dejamos de hacer importa; lo que sentimos mientras esto sucede es lo que nos quedamos”.
Mi TFM versó sobre autocuidados en profesionales de la atención a supervivientes de violencia de género. Fue un reto y una superación personal hablar desde las tripas para la Institución Universitaria. La conclusión a la que llegué es que nos hace falta un lugar seguro para expresar lo que nos pasa. Por eso considero que es fundamental dedicar recursos a la creación de esa base de confianza.
Curriculum oculto
Mi experiencia personal nutre mi práctica terapéutica y mi práctica terapéutica nutre mi experiencia vital. Mi proceso formativo, laboral y vital siempre ha ido parejo.
Entre medias de todo eso he sido madre (dos veces), he sobrevivido a un divorcio de alta conflictividad y a una mudanza sola con mis hijos a 400 km de todo vínculo conocido.
Ha habido momentos en los que no he podido resolver a pesar de tener una clara toma de consciencia sobre lo que estaba sucediendo. Y eso me ha paralizado mucho tanto a nivel personal como en lo profesional. Hace ya unos años conseguí dejarme en paz al respecto.
Todo esto me ha llevado a la autoescucha, la autodeterminación y la autorregulación. El respeto por mi vida y mis tiempos se volvió clave también, por supuesto.
De ahí nace este proyecto de psicoterapia feminista. Necesito abrir otros espacios y sinergias para seguir creciendo. Durante periodos de mi vida profesional he compaginado el ejercicio en espacios públicos con la práctica privada. Ahora apuesto por retomar esa parte y darle más energía. Aquí es donde puedo ofrecer mi esencia y mi encuadre.
Confío plenamente en lo que te ofrezco porque puedo afirmar de forma contundente que me convertí en la psicoterapeuta que habría necesitado. Hoy puedo estar para tí porque un día decidí estar conmigo y es por ello que considero un auténtico honor poder acompañar procesos que requieran de todos los componentes de los que hasta ahora te he hablado.
Estos son los valores que definen mi forma de hacer psicoterapia:
De raíz
Honesta
Auténtica
Psicoterapia de raíz
En mi práctica terapéutica, me centro en una psicoterapia de raíz, a través de la cual juntas buscaremos transformaciones profundas en lugar de soluciones superficiales. Para mí, esto implica indagar en los factores individuales y hondos que subyacen a los malestares, abordando no solo los síntomas externos, sino también las causas subyacentes que los mantienen.
Entendiendo además que estos malestares tienen su origen en estructuras y sistemas que afectan negativamente nuestra salud emocional y mental, por lo que parte del trabajo consiste en identificar estas dinámicas y buscar opciones más amables contigo.
Al explorar estas raíces, veremos los factores de origen y mantenimiento, nos haremos preguntas y las responderemos juntas.
Esta frase de “no es signo de salud estar adaptado a una sociedad enferma” tiene mucho que ver y podremos descubrir de qué forma interviene en tus propios sistemas de creencias.
Honesta
En la psicoterapia, como en la vida, la honestidad nos brinda la oportunidad de abordar temas complicados desde el crecimiento. Si algo he aprendido en todo este tiempo es que este ingrediente requiere vínculo y que siempre es una elección.
Al crear un espacio seguro y de confianza, a partir del cual podemos profundizar en la comprensión de la situación, podemos llegar a mirarla desde ángulos diferentes con una base hotesta que donde “decirnos las verdades”. Para algunas personas estas condiciones sólo suceden en la terapia. Decirnos las verdades a veces cuesta. Pero te avanzo algo:
Sin mentirte a ti misma tienes más libertad.
Eso está relacionado con el primer paso hacia el cambio: darse cuenta de algo, pero no implica que tengas que sentirte en la obligación de actuarlo hasta que no estés preparada.
Si eres honesta contigo tendrás mayor capacidad de maniobra hacia el bienestar. Mi misión es acompañarte en el proceso de dejarte de autoengaños, sin juicios ni prisas por resolver.
Auténtica
En mi enfoque psicoterapéutico, la búsqueda de la autenticidad es la luz que guía todo el proceso. La autenticidad es binaria: o está o no está. Una categoría excluye a la otra, como una alarma que está apagada o encendida. No se puede ser auténtica “a medias”. Nos suele pasar que nos da miedo hacer ejercicio de esa autenticidad por las consecuencias sociales que eso tiene. A veces una dice lo que piensa, lo que es y lo que necesita y eso molesta a quien no la quiere bien.
El espacio terapéutico es un laboratorio relacional donde puedes explorar nuevas formas de comunicarte, escucharte y observarte sin miedo a ser juzgada o sentir el abandono que has experimentado en otros momentos de tu vida.
Si buscas una terapeuta que no cometa errores, que tenga respuestas para todo, que te diga lo que tienes que hacer o que sea el reflejo de lo que socialmente se considera “perfecto”, este no es el lugar indicado. Señora, aquí de eso no tenemos.