Sobre la autenticidad en terapia
A menudo, cuando expresamos o hacemos aquello que realmente necesitamos, recibimos algún tipo de castigo por parte de nuestro entorno. Ya sea en forma de rechazo, abandono o juicio, las personas con las que socializamos nos muestran que “así no es”. Esto sucede desde la infancia, pero en muchas ocasiones nos descubrimos siendo adultas y respondiendo aún bajo esos parámetros, aunque de otras formas. Dejamos de escuchar nuestras necesidades legítimas y perdemos autenticidad por el camino de la vida. Aquí es donde la autenticidad en terapia juega un papel crucial, ya que nos ayuda a reconectar con nuestras verdaderas necesidades y a expresarlas sin miedo.
A lo largo de nuestra historia personal y a través del proceso de socialización, se nos enseña lo que está bien y lo que está mal que seamos. De alguna manera, vamos adquiriendo un guión que no responde a nuestra esencia, alejándonos de lo que en verdad somos. Construimos una nueva forma de mostrarnos.
En ese proceso, generamos una versión limitada de nosotras mismas que olvida nuestras propias necesidades a la hora de tomar decisiones. Incluso las personas que más nos han cuidado pueden, de forma involuntaria, desear una versión nuestra más maleable, más dócil y llevadera. ¿Te suena familiar?
¿Te acuerdas cuando de pequeña te decían que no te quejaras tanto, que eras una contestona o que miraras un poco más por los demás?
Lo que hacemos en el espacio terapéutico es practicar una nueva forma de relacionarnos, donde podemos ser más conscientes de nuestras necesidades internas y externas. Este proceso nos permite identificar claramente qué es lo que realmente necesitamos para sentirnos plenas y satisfechas. Además, trabajamos en desarrollar la confianza y la habilidad para comunicar esas necesidades de manera efectiva. La terapia nos ofrece un entorno seguro y de apoyo, en el que podemos explorar diferentes maneras de satisfacer nuestras necesidades, sin temor a ser juzgadas o castigadas. En este espacio, aprendemos a reconocer y valorar nuestras necesidades legítimas, permitiéndonos vivir de una manera más auténtica y alineada con nuestra verdadera esencia.
En terapia experimentamos un lugar en el que relacionarnos con autenticidad sin castigo asociado.
Es objetivo del trabajo terapéutico poder construir ese lugar seguro en el que sintamos que está bien como somos, y eso que parece tan obvio y tan sencillo de escribir o leer puede constituir un gran reto y un gran logro para muchas personas. Ser como eres y que eso esté bien… y darte cuenta de ello es un placer. Pocos estados generan tanta calma. Por eso, uno de los valores de mi forma de trabajar es la búsqueda de la autenticidad, esa que tenemos por ahí escondida y a veces necesita un poco de ayuda para cobrar protagonismo. Solo habiendo recorrido el camino hacia mis certezas, asentadas en el cuerpo con determinación, puedo proponer el viaje hacia esa relación auténtica contigo misma.
¿Quieres iniciar un camino hacia tu esencia auténtica?