El cerebro se prepara constantemente para actuar en el futuro según lo que ocurrió en el pasado, repitiendo patrones para tener nuevas oportunidades de resolución.
Partiendo de esta idea, podemos afirmar que nuestro pasado moldea nuestro presente y nuestro futuro. Esto está relacionado con la predisposición humana de generar esquemas que ayuden a convertir el mundo en algo predecible. El cerebro necesita ponérnoslo fácil. Todo eso también tiene que ver con la necesidad de concluir las experiencias inconclusas.
La interrupción de la experiencia traumática
Cuando ocurre un evento traumático, se produce una interrupción en la experiencia. Se produce un corte que impide su procesamiento y adecuada asimilación. Esto hace que la persona no pueda procesar y asimilar adecuadamente lo que ha pasado, es decir, el trauma bloquea la capacidad del cerebro de manejar y entender el evento de manera saludable. Todo ello puede llevar a problemas como ansiedad, estrés postraumático, o dificultades para enfrentarse a situaciones similares en el futuro.
Al mismo tiempo, la búsqueda de esas situaciones similares se convierte en una estrategia para poder finalizar la tarea y con ello restaurar el equilibrio interno (homeostasis).
Sin embargo, para lograrlo, es necesario completar ciertas tareas o procesos que están pendientes. Es decir, el organismo no puede alcanzar el equilibrio hasta que se hayan terminado esas actividades necesarias para su recuperación.
Un ejemplo práctico de esto sería cuando el cuerpo tiene sed (desequilibrio de líquidos). Para restaurar la homeostasis, el cuerpo nos impulsa a beber agua (tarea pendiente), y una vez que lo hacemos, el equilibrio se restablece.
De ahí surge la tendencia a la repetición: el subconsciente necesita diversas oportunidades para finalizar el ciclo de la experiencia y completar la acción que en ese momento no pudo finalizar. La experiencia no puede ser plenamente integrada hasta que se considere finalizada. Esta interrupción debe ser concluida para poder resolverse.
Por ejemplo, es común observar cómo algunas personas repiten patrones en sus relaciones de pareja. Pueden sentirse atraídas repetidamente por el mismo tipo de persona, incluso si esas relaciones no son saludables o satisfactorias. Esta repetición puede ser un intento inconsciente de resolver conflictos o traumas pasados, la finalidad no consciente sería completar una experiencia que quedó inconclusa.
Enfoques Terapéuticos para Resolver Traumas
Diversas corrientes en psicología respaldan esta idea. Según la terapia Gestalt, la mente busca cerrar “gestalts” o patrones incompletos para restaurar el equilibrio psicológico, culminando sin bloqueos el ciclo de la experiencia para llegar a lo que se denomina “vacío fértil”. Peter Levine, en su enfoque sobre el trauma, sostiene que el cuerpo y la mente necesitan liberar la energía atrapada en el evento traumático para resolverlo. Bessel van der Kolk, en su libro “El cuerpo lleva la cuenta”, explica cómo el trauma afecta el cerebro y el cuerpo, y cómo la repetición de patrones puede ser un intento del cerebro de procesar y resolver el trauma.
Conclusión y Resolución en Psicoterapia
En resumen, nuestro pasado moldea nuestro presente y futuro no solo a través de recuerdos y aprendizajes conscientes, sino también mediante la necesidad de nuestro cerebro de resolver y concluir experiencias inconclusas. Esta capacidad de buscar la resolución y completar ciclos es fundamental para nuestra salud psicológica y emocional.
Terapia para la Resignificación de la Experiencia
Existen muchas formas en terapia de llevar a cabo la resignificación de la experiencia tras la conclusión simbólica de la situación original. Desde el enfoque que te ofrezco, veremos cuáles son tus vías más accesibles para llegar a dicha resolución y restablecer el bienestar.
¿Cuáles son tus situaciones por concluir?